REVISTA VÍA SALUD Nº40 2007

La razón de ser de cualquier sistema de salud es mejorar las condiciones de salud de su población objeto, meta que deben lograr sus profesionales mediante actitudes, procedimientos y procesos que, más allá de procurar, deben garantizar el mejor resultado posible para el paciente, su familia y la comunidad en general. Dada esta misión sectorial, la comunidad fundamenta su relación con los prestadores en el principio de confianza y hace que sus expectativas con respecto a la calidad del servicio sean muy altas. Por ello, las fallas y, más aún, los eventos adversos atribuibles a errores de los procesos de son inaceptables y considerados como una traición por la sociedad. Cualquiera entiende y acepta que volar en un avión implica algún grado de riesgo, pero nadie está dispuesto a aceptar que acudir a un servicio asistencial pueda representar un riesgo adicional, así éste sea mínimo, al propio o inherente a su quebranto de salud.

La razón de ser de cualquier sistema de salud es mejorar las condiciones de salud de su población objeto, meta que deben lograr sus profesionales mediante actitudes, procedimientos y procesos que, más allá de procurar, deben garantizar el mejor resultado posible para el paciente, su familia y la comunidad en general. Dada esta misión sectorial, la comunidad fundamenta su relación con los prestadores en el principio de confianza y hace que sus expectativas con respecto a la calidad del servicio sean muy altas. Por ello, las fallas y, más aún, los eventos adversos atribuibles a errores de los procesos de son inaceptables y considerados como una traición por la sociedad. Cualquiera entiende y acepta que volar en un avión implica algún grado de riesgo, pero nadie está dispuesto a aceptar que acudir a un servicio asistencial pueda representar un riesgo adicional, así éste sea mínimo, al propio o inherente a su quebranto de salud.

Este es el segundo de una serie cuatro artículos, basada en las ocho recomendaciones formuladas por el Institute for Healthcare Improvement (IHI), con el propósito de trasformar las instituciones de salud en organizaciones altamente confiables (OAC) (1), es decir, en lugares donde los pacientes reciben las pruebas diagnósticas, los medicamentos, la información y los procedimientos terapéuticos que requieren, oportunamente, bien ejecutados y de acuerdo con sus valores y creencias.

Todos los actores del Sistema de Salud colombiano quisiéramos ver información que permita comparar la calidad de atención que reciben los usuarios de instituciones acreditadas con la correspondiente de instituciones no acreditadas. A la fecha, esa información es escasa, debido a que el Sistema de Garantía de Calidad es muy joven, a que el número de instituciones acreditadas es reducido y a que el Sistema de Información para la Calidad está apenas naciendo.

La seguridad del paciente es una pieza fundamental de la gestión clínica y debe ser una idea concebida desde la alta gerencia para garantizar el éxito de la gestión. Su concepto compromete de manera transversal a todo el hospital y comienza con la sensibilización general hacia una cultura de seguridad que permita el crecimiento de la unidad funcional. Más que una herramienta en busca de la práctica médica con calidad y excelencia, es la mejor forma de poder responder a la necesidad de humanización de la que fuera la medicina hipocrática, donde por encima de toda pretensión está el bienestar de los pacientes. Este artículo muestra cómo ha sido la creación y evolución de la Unidad Funcional de Gestión Clínica del Instituto de Ortopedia Infantil Roosevelt.

Esta sección pretende fomentar el debate y la interacción de los diferentes agentes del sector salud en relación con temas de interés prioritario para el país. Respeta las opiniones de los diversos actores, aunque no sean compartidas por el Comité Editorial de la revista.