REVISTA VÍA SALUD VOL. 16 Nº1 DE 2012

La triple meta se refiere a la búsqueda simultánea de la mejor salud posible de la población, ofreciendo la mejor experiencia en atención en salud, al costo per cápita más justo. Durante los últimos cinco años el Institute for Healthcare Improvement ha creado una comunidad global de aprendizaje alrededor de este tema en países de altos ingresos. El artículo describe las características básicas del concepto y propone una serie de preguntas y provocaciones para los diversos actores de la salud que invitan a considerar la creación de una comunidad de aprendizaje de la triple meta al servicio del bienestar de nuestras poblaciones, en Colombia y Latinoamérica.

El sector de la salud es uno de los que más influencia recibe de otras latitudes. La rápida adopción de nuevas tecnologías en salud resulta en un importante porcentaje de las veces en “valor por el dinero”. No obstante, dado el universo de nuevos desarrollos que entran al mercado, es difícil (si no imposible) evaluar todas y cada una de dichas tecnologías (existentes y nuevas) cada vez que una decisión deba tomarse; por esto países ricos y otros no tanto están recurriendo a “agentes” especializados para que hagan este análisis por ellos. En este contexto han emergido la medicina basada en evidencia y la evaluación de tecnologías en salud (ETES) como herramientas para informar a quienes deben tomar dichas decisiones. Según la evidencia publicada, es clara una tendencia global a implementar o fortalecer agencias de ETES desde los años noventa, pero pareciera que, una vez instaurados procesos legítimos y robustos de ETES, estos llegan para quedarse y convertirse en necesarios para promover mayor eficiencia distributiva en los sistemas de salud. El interés académico y político en la ETES ha progresado en años recientes en Colombia, lo cual ratifica la futura creación del Instituto de Evaluación Tecnológica en Salud.

El mercado de las tecnologías enfrenta unos problemas que incluyen, entre otros, la asimetría de información y la falta de sensibilidad de la demanda al precio, debido a la financiación pública, que impiden un funcionamiento eficiente de la competencia y justifican alguna forma de financiación selectiva o racionamiento y, en algunos casos, la regulación del precio. En este artículo se argumenta que dichas intervenciones tiene que ser explícitas y predecibles y basarse en criterios de eficacia, efectividad, eficiencia y equidad. La evaluación de tecnologías en salud —especialmente la evaluación económica— proporciona una caja de herramientas esencial para la toma de decisiones de regulación y financiación de una política racional de asignación de recursos en salud.

En el XX Foro Internacional 2011, y a manera de cierre del evento, se programó un panel con diferentes actores del sistema—universidades, instituciones prestadoras de servicios de salud (IPS), empresas promotoras de salud (EPS) y Ministerio de Salud y la Protección Social— que pretendía, entre otras, identificar los retos que tiene el sector de la salud para medir la calidad de la atención con indicadores de resultado y las diferentes posiciones de los actores de sistema frente a este tema.